lunes, 4 de junio de 2012

DEL CONSENSO DE WASHINGTON AL CONSENSO DE BERLÍN: EL ANDAMIAJE EUROPEO DE DESMORONA






En los años 90 imperó en América Latina el “consenso de Washington” como recetario obligado para que las economías de la región salieran de la crisis de la deuda y aseguraran el crecimiento. No se consiguieron los objetivos, no hubo crecimiento y sí, en cambio, varias y severas crisis financieras que dejaron desastrosos resultados. Sin embargo, las políticas del Consenso se convirtieron en el catecismo para aplicar a todos los países en vías de desarrollo, se convirtieron en el núcleo del neoliberalismo.

Europa participaba en tal consenso en la medida en que sus países forman parte de los organismos financieros que lo apoyaban, singularmente el FMI y el Banco Mundial. Participaba del lado cómodo de la situación, era el acreedor, recuérdese el Club de París. Ahora les tocó el lado malo y ser tratados por estos mismos organismos y mercados, como a países en desarrollo aplicándoles la misma nefasta receta conocida como Consenso de Washington, pero que en Europa se la denominó “consenso de Bruselas” cuando en realidad es el “consenso de Berlín”.

El premio Nobel Amartya Sen atribuyó la crisis europea a cuatro fracasos; i) fracaso político, ii) fracaso económico, iii) fracaso social y iv) fracaso intelectual. La crisis financiera mundial, que comenzó en 2007 con la burbuja especulativa de los préstamos hipotecarios de alto riesgo en USA y creció hasta convertirse en una crisis de la deuda soberana y la banca europeas; ha planteado interrogantes que Europa no puede responder y peor superar al solo aplicar este recetario tan simple y general que no alcanza a explicar las intrincadas consecuencias políticas, económicas, sociales, demográficos y ambientales de la misma.

Ahora, si cuando se aplicó en Latinoamérica el consenso de Washington, la región afrontó lo que se conoció como la “década pérdida latinoamericana” ante la aplicación del “consenso de Berlín” en Europa probablemente le acarrearía la “década pérdida europea” con profundas consecuencias para la economía mundial.
Para comprender la dimensión de la crisis europea basta mencionar que luego de casi medio siglo de conversaciones en pos de la integración regional la misma se ve seriamente afectada con la inminente salida de Grecia de la zona Euro. ¿Y por qué sucederá esto en Grecia? Simple una economía con iliquidez, insolvencia y falta de competitividad en un escenario de impresionante incertidumbre política está nada más y nada menos al borde del colapso total.

Una salida traumática de Grecia de la zona Euro implicaría adoptar una nueva moneda con un costo social sea igual o peor que el ya padecido; pero, admitiría a mediano plazo que la economía se vuelva más competitiva. Una salida algo armónica y apoyada por el resto de Europa presentaría consecuencias; pero, consentiría un menor contagio directo al resto del continente bajo la figura de un efecto dominó. Estos dos escenarios se prevén dependiendo de los resultados de las elecciones griegas las cuales son concluyentes para el futuro del continente.

Consecuencias para nuestra región; disminución de las exportaciones, disminución de remesas, retorno de migrantes, disminución de precios de exportaciones de materias primas, desaceleración de crecimiento regional. Que un bloque tan poderoso como Europa este en tan pavorosa crisis afecta al planeta entero. El camino correcto para estas economías en problemas es aplicar políticas de estímulo fiscal y monetario, sabia elección heredada de la gran depresión de los 30; pero, ello jamás concebirá el neoliberalismo europeo así que esta crisis va para largo. Ecuador debería ya tener su estrategia frente a un escenario tan complejo que no se resolverá en el corto plazo.
Marco Aníbal Navas

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